Rembrandt. "El Rapto de Europa" |
Dioses y hombres se transforman en distintos animales en muchos de los mitos griegos, pero no lo hacen en condición de igualdad: Los dioses son los únicos que pueden decidir su propia transformación, mientras que en los mortales el cambio de forma viene impuesto, es la manera que tienen los dioses de ayudarles o castigarles.
Así, la benevolencia mueve a los dioses a transformar a Procne en golondrina, y en ruiseñor a Filomela, para que puedan escapar de Tereo que quiere asesinarlas. El caso contrario lo protagoniza Licaón, cuyo castigo es ser convertido en lobo por haber dado de comer carne humana a Zeus, cuando éste requirió su hospitalidad.
Abundan los mitos en los que las divinidades adoptan en algún momento una forma animal. Éste es el caso de Atenea, la cual se transforma en diversas ocasiones en distintas aves: el buitre, la golondrina o la lechuza, rapaz esta última con la que se asocia normalmente a la diosa de la sabiduría. Proteo, divinidad marina que poseía el don oracular, recurría a las metamorfosis para escapar de los que pretendían consultarle. Así, después de haberse transformado en león, serpiente, pantera, jabalí, agua o árbol, este dios recuperaba su forma humana para responder a aquellos que le habían identificado a pesar de los numerosos cambios.
Las transformaciones en animales de Zeus.
Quizás las transmutaciones más célebres las realiza Zeus, con el fin de lograr sus caprichosos deseos. Zeus, dios supremo del panteón olímpico, encarnaba el orden cósmico y era el encargado de mantener el equilibrio del universo, de proteger los privilegios de los dioses y de arbitrar las disputas de los hombres. A pesar de su grandeza divina, no dudaba en recurrir a numerosas tretas y artimañas para conseguir sus deseos, especialmente si éstos se referían a una diosa, una mujer o incluso algún bello joven.El rapto de Europa.
Europa era la joven hija del rey de Fenicia. Cuando se hallaba jugando con sus compañeras en la playa, Zeus la vio y se enamoró de ella. Para seducirla, el dios se metamorfoseó en un radiante toro blanco y se prestó a los juegos y caricias de la muchacha. Europa se envalentonó y montó sobre el lomo de la bestia, entonces Zeus la raptó y, atravesando el mar, la condujo hasta Creta, donde tuvieron varios hijos. Después de su muerte, Europa recibió honores divinos y el toro, en agradecimiento a la forma animal que le había permitido su unión, fue enviado a los cielos, convertido en la constelación de Tauro.
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