"Diana y El Corzo" de Víctor Campón www.estudiodeartedevictorcampon.es © All rights reserved |
Bronces a Gran Formato. Taxidermia Premium © Fauna Mundial. Recreación de Hábitats. Dioramas. Macroesculturas. Naturaleza y Cinegética desde la perspectiva artística, histórica y científica.
domingo, 12 de junio de 2011
Diana, señora de las fieras y protectora de guerreros y cazadores
Virgen y eternamente joven, Ártemis, Artemisa o Diana, es la diosa griega, hija de Zeus y hermana gemela de Apolo. Es una diosa muy femenina, atractiva de por sí. Se la representa normalmente cazando, rodeada de animales salvajes y animales de caza, acompañada inseparablemente por un corzo. La diosa ocupó el lugar de "Señora de las Fieras" y protectora de amazonas, guerreros y cazadores. Ártemis era también adorada como la diosa del parto, de la naturaleza y de las cosechas.
sábado, 11 de junio de 2011
Etimología de la palabra jabalí
La palabra jabalí tiene su origen en la voz árabe "gabali", que significa "montaraz". El sustantivo castellano jabalí es en realidad un adjetivo árabe. En tiempos del Al-Andalus se denominaba al jabalí "cerdo del monte". He aquí otra curiosidad acerca de este emblemático paquidermo, ícono por excelencia de nuestras monterías.
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Cuando la Ciencia se convierte en el Lenguaje del Arte.
Muchas veces nos sorprende la perfección que encontramos en las formas de la naturaleza. Y vosotros os preguntaréis cuál puede ser el común denominador entre la silueta de la Galaxia a la que pertenecemos, la Vía Láctea, la geométrica disposición de las semillas de un girasol y el refinado espiral que se dibuja en las conchas de ciertos moluscos.
Aunque parezcan fenómenos naturales tan dispares como incongruentes entre sí, todos ellos tienen en común el mismo interrogante: Una cifra conocida desde hace muchísimos años, un simple número que, por su pauta geométrica de insuperable armonía, sirvió de piedra angular a la obra de grandes artistas y arquitectos, entre ellos Vitruvio y Leonardo Da Vinci. La presencia de esta cifra en innumerables manifestaciones naturales y creaciones artísticas, le merecieron los apelativos de “número de oro”, “proporción áurea”, o “divina proporción”.
Llevar este número a un escrito sería imposible, no por grande, ya que se trata de un decimal menor que dos, pero sí por estar compuesto por una cantidad infinita de dígitos que no siguen ningún orden aritmético. Este número se define mejor desde la siguiente notación:
≍1,6180339887….
¿Cómo se percibe la proporción áurea?
Podréis observar la proporción áurea en la vida cotidiana. Si tenéis dos tarjetas de crédito, colocad una de modo horizontal y la otra vertical alineándolas por las bases. Ahora trazad una diagonal por la tarjeta horizontal y prolongadla. Os sorprenderéis al comprobar que la diagonal coincidirá con el vértice superior derecho de la tarjeta vertical. Esta propiedad es exclusiva de los rectángulos áureos, forma geométrica presente en numerosas obras de arte que fusionan la estética y la matemática.
¿Qué aplicaciones tiene en el mundo del arte?
En este “mundo áureo”, la divina proporción nos habla a través del rostro de Gioconda, de Leonardo, maestro renacentista cuya obra se nutrió de un contenido exquisitamente matemático; mediante el neoimpresionismo representado por George Seurat, o a través del lienzo dedicado a la Última Cena realizado por Salvador Dalí, entre muchos otros. Si nos acercamos a la reina de las artes aplicadas, la arquitectura, veremos que trazos geométricos áureos subyacen en edificios históricos y emblemáticos: El Partenón, la Catedral de Notre Dame, La Sagrada Familia, o la Torre Eiffel, por citar algunos. “Los sentidos se deleitan con las cosas que tienen las proporciones correctas” -dijo Santo Tomás de Aquino-
La proporción áurea en mis obras:
La proporción áurea es un principio fundamental en mi obra. Casi de manera involuntaria, tanto escultura, como pintura, enuncian, sin dilación, esta cifra. Hay que tener en cuenta que la Naturaleza, a la que hace referencia mi trabajo, alberga miles de manifestaciones de la divina proporción. Refiriéndonos al reino vegetal, la encontramos en la distribución de los pétalos de una flor, el orden de las hojas en un tallo, la relación entre las nervaduras de las hojas de los árboles, la relación entre el grosor de las ramas principales y el tronco, la distancia entre los espirales de una piña. Observando el reino animal, en la forma perfectamente logarítmica de las conchas de determinados moluscos, en las proporciones morfológicas de las abejas, en la secuencia espiralada de los cuernos de ciertos antílopes y un extenso etcétera. Tengo que mencionar que, para que una obra de arte se denomine Realista, debe contar con un aritmético rigor científico.
En cuanto a la figura humana, grandes artistas enunciaron, desde épocas muy antiguas, un canon de proporción anatómica, basados en el concepto áureo. De los más destacados mencionaremos al Hombre de Vitruvio, formulado por el arquitecto romano Marco Vitruvio y redescubierto por el genio renacentista Leonardo Da Vinci. Mediante este estudio, el número de oro se refleja en: La relación entre la altura de un ser humano y la altura de su ombligo; la relación entre la distancia del hombro a los dedos y la distancia del codo a los dedos; la relación entre la altura de la cadera y la altura de la rodilla; la relación entre el primer hueso de los dedos (metacarpiano) y la primera falange, o entre la primera y la segunda, o entre la segunda y la tercera; la relación entre el diámetro de la boca y el de la nariz; la relación entre el diámetro externo de los ojos y la línea inter-pupilar. Haciendo un análisis anatómico más profundo, veremos que, cuando la tráquea se divide en sus bronquios, si se mide el diámetro de los bronquios por el de la tráquea se obtiene el número áureo, o el de la aorta con sus dos ramas terminales (ilíacas primitivas). Está comprobado que mientras más proporciones áureas se encuentren en un ser humano, más cerca se hallará de la belleza, del canon de perfección.
Como podréis observar, partiendo de todos los puntos de la historia, ciencia y arte, van íntima y sorprendentemente relacionados.
¿Cómo podemos educar nuestra sensibilidad para percibir y aplicar esta proporción en nuestras actividades diarias?
“Libros, caminos y días, dan al hombre sabiduría”. Desde luego, cultivar nuestra mente y asimilar nuevos conceptos y conocimientos, nos hará ver el mundo que nos rodea desde otra perspectiva. Estoy seguro que, al concluir esta lectura, muchos de vosotros buscaréis dos tarjetas de crédito para “experimentar” la silenciosa presencia en nuestra vida cotidiana de éste mágico número. O, quizás, en un paseo diario, el simple hecho de asombraros con la belleza presente en la elegante disposición de los pétalos de una rosa, os remontará a ésta mítica cifra. Incluso, al mirar la Galaxia a la que pertenecemos, o la armónica pequeñez de las semillas del girasol, os recordará este emblemático número. “Las matemáticas son el alfabeto con el cual Dios ha escrito el Universo” dijo Galileo Galilei.
Aunque parezcan fenómenos naturales tan dispares como incongruentes entre sí, todos ellos tienen en común el mismo interrogante: Una cifra conocida desde hace muchísimos años, un simple número que, por su pauta geométrica de insuperable armonía, sirvió de piedra angular a la obra de grandes artistas y arquitectos, entre ellos Vitruvio y Leonardo Da Vinci. La presencia de esta cifra en innumerables manifestaciones naturales y creaciones artísticas, le merecieron los apelativos de “número de oro”, “proporción áurea”, o “divina proporción”.
Llevar este número a un escrito sería imposible, no por grande, ya que se trata de un decimal menor que dos, pero sí por estar compuesto por una cantidad infinita de dígitos que no siguen ningún orden aritmético. Este número se define mejor desde la siguiente notación:
≍1,6180339887….
¿Cómo se percibe la proporción áurea?
Podréis observar la proporción áurea en la vida cotidiana. Si tenéis dos tarjetas de crédito, colocad una de modo horizontal y la otra vertical alineándolas por las bases. Ahora trazad una diagonal por la tarjeta horizontal y prolongadla. Os sorprenderéis al comprobar que la diagonal coincidirá con el vértice superior derecho de la tarjeta vertical. Esta propiedad es exclusiva de los rectángulos áureos, forma geométrica presente en numerosas obras de arte que fusionan la estética y la matemática.
¿Qué aplicaciones tiene en el mundo del arte?
En este “mundo áureo”, la divina proporción nos habla a través del rostro de Gioconda, de Leonardo, maestro renacentista cuya obra se nutrió de un contenido exquisitamente matemático; mediante el neoimpresionismo representado por George Seurat, o a través del lienzo dedicado a la Última Cena realizado por Salvador Dalí, entre muchos otros. Si nos acercamos a la reina de las artes aplicadas, la arquitectura, veremos que trazos geométricos áureos subyacen en edificios históricos y emblemáticos: El Partenón, la Catedral de Notre Dame, La Sagrada Familia, o la Torre Eiffel, por citar algunos. “Los sentidos se deleitan con las cosas que tienen las proporciones correctas” -dijo Santo Tomás de Aquino-
La proporción áurea en mis obras:
La proporción áurea es un principio fundamental en mi obra. Casi de manera involuntaria, tanto escultura, como pintura, enuncian, sin dilación, esta cifra. Hay que tener en cuenta que la Naturaleza, a la que hace referencia mi trabajo, alberga miles de manifestaciones de la divina proporción. Refiriéndonos al reino vegetal, la encontramos en la distribución de los pétalos de una flor, el orden de las hojas en un tallo, la relación entre las nervaduras de las hojas de los árboles, la relación entre el grosor de las ramas principales y el tronco, la distancia entre los espirales de una piña. Observando el reino animal, en la forma perfectamente logarítmica de las conchas de determinados moluscos, en las proporciones morfológicas de las abejas, en la secuencia espiralada de los cuernos de ciertos antílopes y un extenso etcétera. Tengo que mencionar que, para que una obra de arte se denomine Realista, debe contar con un aritmético rigor científico.
En cuanto a la figura humana, grandes artistas enunciaron, desde épocas muy antiguas, un canon de proporción anatómica, basados en el concepto áureo. De los más destacados mencionaremos al Hombre de Vitruvio, formulado por el arquitecto romano Marco Vitruvio y redescubierto por el genio renacentista Leonardo Da Vinci. Mediante este estudio, el número de oro se refleja en: La relación entre la altura de un ser humano y la altura de su ombligo; la relación entre la distancia del hombro a los dedos y la distancia del codo a los dedos; la relación entre la altura de la cadera y la altura de la rodilla; la relación entre el primer hueso de los dedos (metacarpiano) y la primera falange, o entre la primera y la segunda, o entre la segunda y la tercera; la relación entre el diámetro de la boca y el de la nariz; la relación entre el diámetro externo de los ojos y la línea inter-pupilar. Haciendo un análisis anatómico más profundo, veremos que, cuando la tráquea se divide en sus bronquios, si se mide el diámetro de los bronquios por el de la tráquea se obtiene el número áureo, o el de la aorta con sus dos ramas terminales (ilíacas primitivas). Está comprobado que mientras más proporciones áureas se encuentren en un ser humano, más cerca se hallará de la belleza, del canon de perfección.
Como podréis observar, partiendo de todos los puntos de la historia, ciencia y arte, van íntima y sorprendentemente relacionados.
¿Cómo podemos educar nuestra sensibilidad para percibir y aplicar esta proporción en nuestras actividades diarias?
“Libros, caminos y días, dan al hombre sabiduría”. Desde luego, cultivar nuestra mente y asimilar nuevos conceptos y conocimientos, nos hará ver el mundo que nos rodea desde otra perspectiva. Estoy seguro que, al concluir esta lectura, muchos de vosotros buscaréis dos tarjetas de crédito para “experimentar” la silenciosa presencia en nuestra vida cotidiana de éste mágico número. O, quizás, en un paseo diario, el simple hecho de asombraros con la belleza presente en la elegante disposición de los pétalos de una rosa, os remontará a ésta mítica cifra. Incluso, al mirar la Galaxia a la que pertenecemos, o la armónica pequeñez de las semillas del girasol, os recordará este emblemático número. “Las matemáticas son el alfabeto con el cual Dios ha escrito el Universo” dijo Galileo Galilei.
Hombre de Vitruvio u Homo Cuadratus (Leonardo Da Vinci) |
viernes, 10 de junio de 2011
La metamorfosis animal en los mitos griegos
Rembrandt. "El Rapto de Europa" |
Dioses y hombres se transforman en distintos animales en muchos de los mitos griegos, pero no lo hacen en condición de igualdad: Los dioses son los únicos que pueden decidir su propia transformación, mientras que en los mortales el cambio de forma viene impuesto, es la manera que tienen los dioses de ayudarles o castigarles.
Así, la benevolencia mueve a los dioses a transformar a Procne en golondrina, y en ruiseñor a Filomela, para que puedan escapar de Tereo que quiere asesinarlas. El caso contrario lo protagoniza Licaón, cuyo castigo es ser convertido en lobo por haber dado de comer carne humana a Zeus, cuando éste requirió su hospitalidad.
Abundan los mitos en los que las divinidades adoptan en algún momento una forma animal. Éste es el caso de Atenea, la cual se transforma en diversas ocasiones en distintas aves: el buitre, la golondrina o la lechuza, rapaz esta última con la que se asocia normalmente a la diosa de la sabiduría. Proteo, divinidad marina que poseía el don oracular, recurría a las metamorfosis para escapar de los que pretendían consultarle. Así, después de haberse transformado en león, serpiente, pantera, jabalí, agua o árbol, este dios recuperaba su forma humana para responder a aquellos que le habían identificado a pesar de los numerosos cambios.
Las transformaciones en animales de Zeus.
Quizás las transmutaciones más célebres las realiza Zeus, con el fin de lograr sus caprichosos deseos. Zeus, dios supremo del panteón olímpico, encarnaba el orden cósmico y era el encargado de mantener el equilibrio del universo, de proteger los privilegios de los dioses y de arbitrar las disputas de los hombres. A pesar de su grandeza divina, no dudaba en recurrir a numerosas tretas y artimañas para conseguir sus deseos, especialmente si éstos se referían a una diosa, una mujer o incluso algún bello joven.El rapto de Europa.
Europa era la joven hija del rey de Fenicia. Cuando se hallaba jugando con sus compañeras en la playa, Zeus la vio y se enamoró de ella. Para seducirla, el dios se metamorfoseó en un radiante toro blanco y se prestó a los juegos y caricias de la muchacha. Europa se envalentonó y montó sobre el lomo de la bestia, entonces Zeus la raptó y, atravesando el mar, la condujo hasta Creta, donde tuvieron varios hijos. Después de su muerte, Europa recibió honores divinos y el toro, en agradecimiento a la forma animal que le había permitido su unión, fue enviado a los cielos, convertido en la constelación de Tauro.
Némesis.
Cuenta este mito que cuando Zeus se enamoró de Némesis (hija de Nicte, la Noche, y de Océano), ésta, huyendo de él, se arrojó al agua y se convirtió en pez; el dios la persiguió transformado en castor. Entonces ella saltó a tierra y se metamorfoseó en diversas fieras, pero no pudo zafarse de Zeus, porque éste tomaba la forma de animales más feroces y rápidos. Por fin, Némesis remontó el vuelo con forma de ganso y Zeus la siguió mutándose en un bello cisne, forma con la que la cubrió sobre los cielos de Ática. Según algunas versiones, tras esta unión, Némesis pondría un huevo del que nacería Helena de Troya.Ganímedes.
Ganímides era “el más bello de los mortales”. Un día, cuando pastoreaba su rebaño en unas montañas cercanas a Troya, fue visto por Zeus, que quedó prendado del joven. Entonces el dios se transformó en águila y se lo llevó volando al Olimpo, donde lo convirtió en el copero de los dioses, encargado de llenar de néctar la copa de Zeus. En agradecimiento al animal en el que Zeus se había transfigurado, el águila fue convertida en constelación.
La admiración de las cualidades animales en los mitos griegos.
Los animales cuentan con habilidades que el ser humano ha soñado para sí desde el inicio de los tiempos: la capacidad de volar, la fuerza, la agilidad, la resistencia, etc. Estas cualidades eran tan admiradas por los antiguos griegos que las situaban en el marco de lo divino e inexplicable. Por ello sólo los dioses tenían la posibilidad de disponer de ellas, pero no de cualquier manera, sino transformando su original forma divina en la forma del animal. El reflejo de estas cuestiones en los mitos no era más que una forma de mostrar la fascinación atávica del ser humano por la fauna en particular y por la grandeza de la naturaleza en general.
"La Berrea"
Se conoce comúnmente como berrea al período de celo del venado, debido al sonido gutural que emiten los machos.
Este período se inicia a comienzos de septiembre, anticipándose al otoño boreal. Los machos se encuentran en su máximo esplendor al comenzar la temporada, e intentan adueñarse de un territorio.
Las demostraciones de poder de los machos incluyen los berreos y luchas rituales, en las que utilizan su cornamenta. Los territorios preferidos son en los que las hembras deban beber o alimentarse. Los machos ganadores reúnen harenes de hasta 50 hembras, impulsados por el instinto de perpetuación de la especie.
La berrea es el verdadero preludio de la temporada de caza... Atardece y las sierras españolas se estremecen con los berridos, a los que pronto se sumará el violento ruido del entrechocar de las astas…
La berrea es en España un ardiente clamor de lucha, pasión y vida, que rubrica de manos de la naturaleza, el inicio de una nueva e ilusionada temporada, para quienes amamos el campo y la caza.
Este período se inicia a comienzos de septiembre, anticipándose al otoño boreal. Los machos se encuentran en su máximo esplendor al comenzar la temporada, e intentan adueñarse de un territorio.
Las demostraciones de poder de los machos incluyen los berreos y luchas rituales, en las que utilizan su cornamenta. Los territorios preferidos son en los que las hembras deban beber o alimentarse. Los machos ganadores reúnen harenes de hasta 50 hembras, impulsados por el instinto de perpetuación de la especie.
La berrea es el verdadero preludio de la temporada de caza... Atardece y las sierras españolas se estremecen con los berridos, a los que pronto se sumará el violento ruido del entrechocar de las astas…
La berrea es en España un ardiente clamor de lucha, pasión y vida, que rubrica de manos de la naturaleza, el inicio de una nueva e ilusionada temporada, para quienes amamos el campo y la caza.
"La Berrea" de Víctor Campón http://www.estudiodeartedevictorcampon.es/ © All rights reserved |
De Avutardas
Los otídidos (Otididae) son una familia de aves gruiformes que incluye a las avutardas y a los sisones. Éstas aves son de hábitos principalmente terrestres, asociadas con ambientes secos, abiertos y esteparios del Viejo Mundo.
Las avutardas son omnívoras y anidan en la tierra. Caminan erguidas sobre sus fuertes patas y grandes dedos. Tienen las alas anchas y largas, con patrones de plumaje llamativos en su majestuoso vuelo. Muchas, tienen interesantes cortejos, en las que realizan acciones como inflar los sacos de sus gargantas, o elevar llamativas crestas. Ver a una avutarda “haciendo la rueda” es un privilegio de no muchos aficionados al campo.
En la estación de cría, el macho presenta unas largas plumas en la base del pico, de color blanco denominadas bigoteras. A estos machos se les conoce como barbones.
Son gregarias fuera de la época de cría, pero son muy cautas y es difícil acercarse a ellas en los hábitats abiertos en los que se suelen encontrar. Las hembras depositan de tres a cinco huevos oscuros y moteados, en una zona escarbada en el suelo, donde los incuban ellas solas.
En Extremadura vive el 25% de la población de avutardas de España, lo que supone más del 15% de la población mundial.
Tanto avutardas como sisones, están en peligro a causa de la pérdida del hábitat y de la caza furtiva.
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